Las exigencias del mercado laboral han cambiado, la experiencia es un factor cada vez más valorado, por lo que se hace imperativa la necesidad de incorporar en la academia o como parte de ella un modelo de aprendizaje a través del cual los jóvenes puedan aprender más desde la práctica que a partir de la teoría únicamente.
La educación virtual es un gran apoyo para formar profesionales con las habilidades requeridas por las empresas y además esta modalidad permite masificar la educación para que los estudiantes puedan tomar cursos desde cualquier parte y con cualquier dispositivo. El índice de matrículas virtuales ha aumentado en los últimos años cerrando 2017 con 169,231 estudiantes inscritos. La educación virtual ofrece una experiencia de aprendizaje confiable y flexible a las necesidades de los estudiantes.
Pero en Colombia hay mucho por hacer. En el país solo 22 por ciento de las personas entre 25 y 64 años cuentan con un título universitario lo cual es un porcentaje muy inferior al promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que es del 38 por ciento según se aclara en el estudio Education at a Glance 2018.
Otro tópico que comparte Colombia con otras naciones latinoamericanas es la desigualdad en el acceso a la educación dado que en varias regiones del país es muy crítica. La educación virtual hace los cursos accesibles y les permite estudiar a su propio ritmo. Los estudiantes pueden recibir comentarios de sus profesores e interactuar con ellos en tiempo real. Esto los motiva para trabajar en sus deficiencias y mejorar su rendimiento. Los alumnos también pueden ver su progreso usando una plataforma de aprendizaje.
Es muy importante entender cuáles son precisamente las necesidades de las empresas para que los jóvenes puedan formarse de acuerdo con ellas. Los cambios rápidos en la fuerza de trabajo y la automatización están redefiniendo los roles y las habilidades laborales necesarias. Existe una desconexión entre las habilidades requeridas por las empresas y el conocimiento que tienen los estudiantes que se gradúan. Se necesita una alianza entre universidad, empresa y estado para convertir a los profesionales graduados en candidatos atractivos para el sector laboral.
Las compañías desean reclutar el mejor talento, con experiencia y conocimiento especializado que les permitan lograr sus objetivos de negocio. La cuarta revolución industrial ha impulsado a las universidades a tomar medidas, tales como la adecuación de sus planes de estudio a los nuevos requerimientos laborales.
En el campo de las carreras, hoy en día en Colombia las profesiones más demandadas son: Administración de Empresas; ingenierías como la Industrial, Mecánica, Electrónica y de Sistemas; Economía; y Contaduría Pública, principalmente. Hay otras que también han registrado un buen comportamiento en el ámbito laboral, tales como Mercadeo, Comunicación Social e Ingeniería Agroindustrial. Con la implementación de un entorno digital también surge la necesidad de perfiles con conocimientos especializados en pruebas de automatización: desarrolladores, ingenieros de soporte bilingües, científicos de datos y expertos en seguridad cibernética y antifraude, entre otros.
Sin embargo, un estudio de McKinsey & Company de 2013, realizado en nueve países sobre la juventud, los proveedores de educación y los empleadores, demostró que mientras que 72 % de las instituciones de educación superior considera que prepara bien a sus alumnos para la fuerza laboral, la mitad de los estudiantes no están seguros acerca de si su preparación académica mejorará su oportunidad de encontrar empleo.
En este contexto, las autoridades colombianas recién firmaron el nuevo decreto que regula a partir del 1 de agosto de 2019 la calidad de la educación superior en Colombia. Este decreto favorece la educación dual (acciones que incentivan la formación y el empleo), un sistema que también está contemplado en el nuevo decreto. Al respecto, la secretaría de Educación colombiana expresó: “La educación dual será cada vez más importante en el marco de la 4ª. Revolución Industrial».
Se debe establecer una comunicación con el sector empresarial nacional ya sea privado o público y estudiar con ellos lo que la industria está demandando pues se está exigiendo una cantidad de profesionales que no se han formado.
El sector académico puede ofrecer soluciones al personalizar la educación y formar a los estudiantes en caminos individuales para que desarrollen las habilidades que las empresas necesitan. Con herramientas tecnológicas como un sistema de gestión del aprendizaje los profesores pueden monitorear el progreso de cada estudiante e intervenir cuando un alumno tiene dificultades con un tema. Mediante la plataforma el docente puede reforzar el conocimiento con contenidos adicionales para que el alumno se apropie de su experiencia de aprendizaje.
Se debe formar al empleado del mañana para trabajos del mañana. La sociedad debe compartir y difundir el conocimiento. Este trabajo conjunto mejora el sector productivo.
Para concluir, podemos afirmar que actualmente la brecha educativa y la fuerza laboral en los países de América Latina está divorciada. Este es un tema que debe resolverse porque en los años por venir la gran oleada de la automatización afectará a muchas plazas de trabajo por falta de capacitación, de ahí la importancia que desde el área educativa hasta la formación dentro de las empresas requieran de esta visión para atender las necesidades del mercado derivado de la 4ª Revolución Industrial.
RECUADRO
La automatización en América Latina:
- El punto medio de actividades automatizadas puede ser un 15 %, indica el estudio elaborado por el Instituto Global McKinsey (MGI). En los países desarrollados, debido al aumento de los niveles salariales y de los incentivos para adoptar tecnología de este tipo el grado de automatización será mayor que en los que están en vías en desarrollo.
- El uso de robots en la industria manufacturera crece con cada año; países como Colombia tratan de introducirlos, pero es China el país líder en el uso de robótica.
- A decir de José Ramón López-Portillo Romano, autor del libro La gran transición: retos y oportunidades del cambio tecnológico exponencial, América Latina lleva las de perder. Está entre las regiones donde menos fondos se destinan a este sector.
- La humanidad avanza hacia un futuro en que 47 % de los trabajos que desempeñan los humanos corren el riesgo de ser sustituidos por robots, lo que puede crear un mundo más solidario, más humano. Pero la transición hacia ese mundo va a ser «traumática»: Andrés Oppenheimer.
- «El movimiento hacia la automatización es imparable, pero provocará una reacción y mucho ruido. Será el gran tema mundial de los próximos 10 o 20 años», sostiene Oppenheimer.
- Los robots ya están en América Latina. Con base en la Federación Internacional de Robótica (IFR, por su sigla en inglés) había 42.041 robots industriales instalados en América Latina a finales de 2017: 27,010 en México, 12,373 en Brasil, 2,238 en Argentina, 182 en Chile, 149 en Colombia, 48 en Perú, 16 en Puerto Rico y 25 en Venezuela.
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Manager, LATAM and Brasil Marketing
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